Me gustó mucho la prédica del pastor Cash Luna durante el congreso Hechos 29, acerca de cómo el enemigo ataca primero al pastor para luego atacar a las ovejas. Pensé en nosotros como iglesia, y en la importancia de mantenernos de pie y juntos.[1]
En Australia tuvimos unas vacaciones en las que quince familias nos fuimos de viaje. Pasamos una semana increíble… excepto por las últimas 24 horas: estábamos todos en una piscina y de repente un niño salió y vomitó por todos lados. Después otro niño hizo lo mismo. Y luego, un tercer niño, y después, otros más… En poco tiempo, hasta los adultos empezaron a vomitar. No sé si fue algo que comimos o algo en el agua de la piscina, pero casi todos vomitamos. Fue entonces cuando alguien dijo: “Por lo menos estamos juntos en esto”.
Esta anécdota me hizo pensar en el mundo de hoy: la gente vomita críticas, opiniones, retos y odio; y para nosotros, como creyentes, todo ese vómito es un caos. Sin embargo, debemos mantenernos juntos a pesar del caos, la adversidad y las pruebas; porque donde hay unidad, Dios declara bendición.
Como humanos fuimos creados para estar en comunidad y pertenecer a algo.[2] En Génesis, Dios vio que la única cosa que no era buena de Su creación era que el hombre estuviera solo. Y es que el diablo quiere destruir relaciones, familias e iglesias porque ahí es donde está la unidad, y cuando nos mantenemos unidos en nuestra fe, él tiembla. Cuando estamos solos, estamos desprotegidos; pero unidos y en comunidad somos más fuertes.[3] Todos, con nuestros talentos, contextos e historias conformamos el Cuerpo de Cristo; y con esa unidad le damos la gloria a Dios.[4]
Hagamos que nuestra salvación no solo se trate de nosotros mismos, sino también de las personas a quienes servimos y a quienes podemos llevar a la iglesia y a los pies de Jesús.[5] Nunca dejemos de pensar en cómo podemos bendecir a otros. Fuimos creados para pertenecer a una comunidad: un lugar donde otras personas puedan sentirse en casa, sin prejuicios ni culturas de cancelación.
No hagamos de menos el poder de estar de pie juntos porque es gracias a ello que cosas grandes empiezan a suceder. Estemos plantados en el Señor y florezcamos como cedros del Líbano.[6] Estar juntos también significa que lloraremos y reiremos, pero siempre unidos.[7] Porque —recordemos—: donde hay unidad, Dios declara bendición.
[1] Hebreos 10:23-25: Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
[2] Proverbios 17:17: En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.
[3] Eclesiastés 4:9-12: Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
[4] Romanos 15:5-6: Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
[5] Hebreos 10:24-25: Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
[6] Salmos 92:12-14: El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes.
[7] Romanos 12:15: Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.